jueves, 3 de septiembre de 2009

Negocios en internet: ¿Porqué mi empresa debería tener una página web?

"La verdad, no sé porqué insiste tanto en que mi empresa debería tener una Página Web en Internet. Existen muchas razones por las que no sólo no la tengo, sino que no pienso en tenerla en un futuro. En primer lugar, yo no necesito una Página Web para nada; llevo trabajando desde hace muchos años de la misma manera, y nunca he utilizado eso que ustedes llaman ‘nuevas tecnologías’. Y además, ¿para qué voy a gastarme un dinero, que por cierto no me sobra, si además con mi negocio tradicional me va estupendamente?. Mi facturación crece constantemente todos los años".

Mire usted, mantenerse en la cresta de la ola durante un tiempo indefinido es una labor que, como se ha venido demostrando a lo largo de la historia de la humanidad, es algo imposible. Las distintas civilizaciones (Egipto, Roma, ...) han ido sucumbiendo con el paso de los siglos, y es un hecho absolutamente indiscutible que los ciclos de apogeo de estas civilizaciones han sido cada vez más cortos. En el mundo actual de la empresa ocurre exactamente lo mismo; uno de los mayores problemas con los que se enfrentan las empresas hoy en día es llegar a pensar que, por ser líderes en un momento dado, lo serán siempre. Las empresas se encuentran obligadas, si quieren subsistir y llegar a tener un papel predominante de una forma sostenida, a adaptarse a los nuevos tiempos, lo cual implica a menudo un cambio (a veces drástico) en la forma de operar habitualmente el negocio.

Por supuesto que toda adaptación es siempre complicada, y especialmente si durante largos años las cosas se han hecho de la misma forma. Como usted sabrá, hace décadas la actividad empresarial estaba centrada en las actividades productivas; todos los esfuerzos de la compañía se centraban en saber cuánto podían producir, ya que de antemano toda la producción estaba ya vendida (es decir, había poca oferta y mucha demanda). Del lado del consumidor se generaban situaciones hoy en día casi imposibles de imaginar, como aquella en la que un consumidor debía esperar años hasta obtener el coche que quería, ya que había una larga ‘lista de espera’. Sin embargo, esto ya no es así; las empresas han pasado de estar centradas en el producto, a tener una clara orientación hacia el cliente; por ello, gastan cantidades ingentes de dinero para saber cuál será la demanda de su producto, cuáles son los gustos, preferencias y necesidades de sus consumidores; además, tienen que competir con numerosas empresas que se dedican a lo mismo que ellas, y que se encuentran en un estado continuo de introducción de cambios innovadores en sus procesos productivos. Por lo tanto, la innovación continua se convierte en un aspecto absolutamente necesario en estos tiempos.

Por ello, lo peor que le puede suceder a una empresa es la de estancarse en el pasado, especialmente si éste ha sido glorioso; ocurre exactamente lo mismo que cuando alguien ve un anuncio publicitario sobre fondos de inversión: ‘la rentabilidad pasada no garantiza rentabilidades futuras’. Además, la historia está plagada de grandes compañías, que por no hacer caso a tendencias innovadoras en su tiempo, han llegado a quebrar o quedar relegadas a un segundo plano, precisamente por no haberse sabido adaptar a los nuevos tiempos.

Y en todo este proceso vertiginoso de cambio que venimos sufriendo desde hace años, la tecnología ha tenido, tiene y tendrá un papel absolutamente primordial. Puedo asegurarle que el futuro empieza por ‘t’, ‘t’ de tecnología; la tecnología está presente en prácticamente todas las actividades del ser humano; es difícil imaginarse alguna actividad en la que la tecnología no tenga un papel fundamental.

Cada vez más, las empresas utilizan con mayor asiduidad las llamadas ‘Nuevas Tecnologías’. Es obvio que aquellas empresas que no se suban a este tren llegará un momento en el que no puedan competir en sus mercados, ya que el resto de las empresas que sí lo hayan hecho producirán más rápidamente sus productos, y a un costo mucho más reducido, lo que les permitirá vender a los consumidores más barato; en definitiva, podrán atender a la demanda de una forma mucho más eficiente de lo que lo han venido haciendo hasta el momento.

“Ya. De todas maneras, la mayoría de mis clientes no tiene ningún conocimiento sobre Internet; seguramente no saben siquiera que es eso de una Página Web”.

Le diré que cada vez hay una mayor penetración de Internet no sólo en los hogares, sino también en las empresas. Hoy en día es muy difícil encontrar una empresa que no disponga de equipamiento informático en sus oficinas, y que en alguno de ellos no exista un acceso a Internet, aunque sea a través de una conexión telefónica normal y corriente. Mediante ésta conexión a Internet, sus clientes pueden utilizar numerosos servicios web, entre los que destaca por su simplicidad y gran uso, el del correo electrónico. Probablemente dichos clientes ya tengan una dirección de correo electrónico, por lo que puede ser muy interesante para las empresas el poder llegar a ellos a través de este nuevo canal de comunicación.

Además, creo que no debería infravalorar la capacidad de aprendizaje de sus clientes. Estos pueden aprender muy deprisa, a una velocidad tal que llegue un momento que la empresa no sea capaz de darles un servicio adecuado, a través de los nuevos medios que ellos demandan.

“Ya, claro: ¿y qué me dice usted sobre lo que está ocurriendo continuamente en Internet; no hacen más que salir noticias de esos ‘hackers’ que revientan sistemas, y sobre todo de los graves problemas que se generan al pagar con tarjetas de crédito".

En cualquier ámbito que usted pueda imaginarse se dan situaciones negativas, aunque no por ello las cosas vayan a ir irremediablemente mal. Para entendernos, a veces los bancos sufren robos, y no por ello vamos a dejar de depositar nuestro dinero y nuestra confianza en dichas entidades.

En Internet, este tipo de ‘situaciones negativas’ se materializan en algunos casos como los que usted me ha mencionado; ‘hackers’ que se dedican a entrar en sistemas protegidos para intentar hacer un daño premeditado o, en la mayoría de los casos, únicamente para demostrarse a sí mismos que tienen los suficientes conocimientos tecnológicos como para conseguir entrar, de lo cual alardean posteriormente. O, incluso, existen algunos casos (aunque yo todavía no conozco ninguno de primera mano) donde han existido problemas a la hora de pagar con tarjeta de crédito. Sin embargo, le puedo asegurar que este tipo de situaciones no dejan de ser más que meras excepciones.

Pues bien, le diré que este tipo de desconfianza hacia la seguridad en Internet se sustenta en estereotipos que no tienen ningún tipo de fundamento sólido. En la actualidad, existen protocolos de encriptación de la información que se envía por La Red (caso del SSL), que se consideran absolutamente seguros, y que logran encriptar la información de tal manera que es casi imposible su desencriptación, por lo que no pueden ser ‘leídos’ por terceras personas. Por otra parte, los mecanismos de seguridad que se establecen para permitir las compras seguras por Internet, son cada vez más avanzados (certificados digitales, ...).

Puedo asegurarle que me fío bastante más de una transacción que viaja por La Red, que una que lo hace por el ‘mundo real’; ¿se ha preguntado usted alguna vez qué ocurre cuando va a cenar alguna vez a un restaurante, y como forma de pago entrega su tarjeta de crédito?: el camarero dispone del tiempo suficiente como para copiar su número de tarjeta. Otro ejemplo: seguramente se habrá fijado usted en que cuando la gente va a sacar dinero de un cajero automático de una entidad bancaria, y este cajero es interior, generalmente ‘tira’ el recibo que le proporciona dicho cajero, en una papelera situada al lado del cajero automático. Este recibo contiene el número de la tarjeta con la que se ha sacado dinero (aunque esta situación está cambiando poco a poco, ya que las entidades bancarias empiezan a ocultar algunos dígitos de dicho número), por lo que cualquier persona malintencionada puede obtener un gran número de tarjetas de crédito, para su posterior utilización fraudulenta. Como estos casos que le comento existen muchos otros.

Por lo tanto, le aseguro que la desconfianza existente sobre Internet (aunque cada vez es menor), es provocada habitualmente por el desconocimiento existente sobre dicho canal.

“No me había dado cuenta. Pero bueno, la verdad es que mi presupuesto de publicidad ya está cubierto con todas las acciones que realizamos en soportes tradicionales. Con los contactos que recibimos de dicha publicidad, tenemos bastante”.

Una empresa debe plantearse el mantener una estrategia donde la política de crecimiento constante, tenga un papel primordial; nos encontramos en un mundo cada vez más competitivo, en donde las empresas que no tengan este enfoque claro de crecimiento, están abocadas a la desaparición.

Por otra parte, quizá sea necesario que las empresas se paren un momento a analizar en detalle cuáles son los resultados que están obteniendo gracias a la publicidad que realizan en medios tradicionales, y responder a preguntas tales como: ¿cuál es mi coste de adquisición por cliente?, ¿conozco realmente el target al que dirijo mi publicidad?, ¿en qué medida puedo segmentar claramente mis mensajes publicitarios, es decir, cómo puedo saber que mi publicidad es vista por el público objetivo que realmente quiero que la vea?, ¿consigo el suficiente número de clientes a través de dicha publicidad, que hagan que ésta sea rentable?, ¿con esta publicidad tradicional, puedo interactuar con los clientes?, ¿la cobertura geográfica que tiene mi publicidad, está condicionada por mi presupuesto?, ¿tengo un espacio ilimitado en los soportes publicitarios que utilizo, para exponer claramente las ventajas de mi producto / servicio / empresa? ...

Fruto de este análisis, la empresa probablemente se dará cuenta de que invertir parte de su presupuesto en un canal como Internet puede resultarle atractivo y rentable a corto plazo, ya que:
• La efectividad de la publicidad se incrementa notablemente, ya que pueden realizarse acciones de marketing segmentadas a públicos concretos. Por lo tanto, los mensajes publicitarios pueden personalizarse, en función del target al que se dirija en cada momento la empresa.

• Los costes, en relación con los soportes publicitarios tradicionales, son claramente inferiores.

• Existen posibilidades de interactuar con los clientes (incluso en tiempo real), a diferencia de los canales tradicionales, por lo que las posibilidades de atraer un nuevo cliente se multiplican.

• Internet tiene una cobertura mundial, ya que una Página Web puede ser vista en cualquier parte del mundo que tenga conexión a dicho medio. ¿Se imagina usted el dinero que tendría que gastarse en un soporte publicitario tradicional, digamos televisión, para que su mensaje sea visto en todo el mundo?.

• Internet, a diferencia de los soportes tradicionales, no tiene ningún límite en cuanto al espacio que puede dedicarse para ‘hablar’ sobre un producto, servicio, la empresa, etc. Mientras que en un medio tradicional el espacio es muy limitado (por lo que los mensajes a lanzar deben escogerse muy bien), en Internet pueden detallarse los mensajes publicitarios, con la precisión que se requiera en cada momento.

• Internet, gracias a la tecnología, permite a las empresas llegar a conocer con una gran precisión a sus clientes.

• Si su Página Web reúne unos determinados requisitos (fundamentalmente el suficiente tráfico), puede rentabilizar aún más la inversión inicial, mediante la venta de espacio publicitario a terceros, los cuales se encuentren interesados en promocionar sus productos en su Página Web.

• En Internet son muy numerosas las distintas formas que existen para promocionar un producto / servicio / empresa: publicidad on-line, Página Web, programas de afiliación, ...
Sin embargo, con todo esto no he tratado de insinuarle que abandone cualquier inversión en los soportes tradicionales que haya venido utilizando hasta el momento; lo que le aconsejo es que elabore una estrategia publicitaria integral en la que, en función de sus medios disponibles, invierta en diferentes soportes publitarios, tanto on-line (Internet) como off-line (prensa, radio, televisión, vallas, ...). Usted debería construir dicha estrategia pensando en las nuevas posibilidades que trae Internet, e integrando este canal con el resto de soportes publicitarios.

Vía: ibdesarrollos.com.ar

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